En México hay quienes sacan solamente la figura del Niño Dios para colocarlo el 25 de diciembre junto al nacimiento debajo del árbol de Navidad, sin embargo la tradición de muchos hogares marca que los Niños Dios llevan un peso espiritual importante durante todo el año.
Si de casualidad alguien les regala una figura de Niño Dios, no deben despreciarla. Es de buena fortuna tener un Niño Dios en casa. Hay quien afirma que hay que fijarse en la expresión de su carita para saber si está feliz o triste y por supuesto, consentirlo al menos una vez al año comprándole ropa nueva en víspera del 2 de febrero. Generalmente, el primer vestidito que tenga será blanco, como aquellos que las madres compran en los bautizos de sus hijos, y llevará accesorios como gorrito, sandalias, cuna o alguna sillita emulando un pequeño trono.
Estos trajes se van cambiando de acuerdo a la «edad» de esta imagen que como les dije, para algunas familias va mucho más allá que un ornamento. He aquí la importancia de los artesanos que se especializan en reparar estas figuras celestiales y ponerlas como nuevas, ya que habrá quien se rehuse a reemplazar su Niño Dios por muy maltratado que esté.
Para saber la talla de su Niño Dios, hay que medirlo desde la cabeza hasta la punta del pie que está más extendido, y si están por comprar alguno, hoy en día los pueden conseguir en diferentes medidas y hasta variadas tonalidades de ojos y piel.
La tradición de la romería de Talavera ha trascendido a tal punto que recientemente, los comerciantes de esta calle convirtieron unas bodegas en un gran sótano perfectamente adaptado para la venta de sus mercancías. En Talavera, 23, seguro conseguirán indumentarias para Niños Dios con la comodidad de tener en un sólo lugar varias marcas especialistas en estos trajes.
La demanda llega a tal grado que los diseñadores de estos atuendos tan especiales confeccionan uniformes de equipos de fútbol, santos, y hasta trajes típicos de chinelos o danzantes prehispánicos. Aunque los más populares son los que tienen un significado de abundancia, trabajo o hacen referencia a algún arcángel.
Ya que anden por aquí y para completar la tradición, les recomiendo que vayan a probar los tamales en Roldán 37, un restaurante de comida mexicana que les va a encantar.
Y si quieran conocer juguetes artesanales, como aquellos con los que jugaban nuestros padres y abuelos, visiten un pequeño pero repleto negocio en Manzanares 25, donde los atiende personalmente su dueña, la encantadora Doña Juanita.
Sacrilegio! 😛
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Jajajja que alburero me saliste Cedric!! 🙂
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🙂 como! Si «decente» es mi segundo nombre!!
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Ah bueno!! 😉
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jajaja! bueno, la verdad no…
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